“Ser agricultor es un acto de paciencia y fe”

“Ser agricultor es un acto de paciencia y fe” | Autor: CWS | Para Óscar Caballero Benítez, “ser agricultor es un acto de paciencia y fe”, y esto reafirma su creencia en Dios. “El más creyente es el agricultor: Sembramos esperando que la naturaleza nos dé frutos. A veces, pasa hasta un año. Así como la tierra, nuestra vida necesita tiempo y cuidado para dar cosecha”.   Él vive con su esposa y cuatro de sus seis hijos en Valle Verde, una comunidad de 110 familias ubicada en el occidente de Honduras. Rodeados de montañas y un clima templado, el lugar es ideal para los agricultores de la zona, quienes tienen un gran potencial productivo capaz de abastecer mercados cercanos como el de Copán y San Pedro Sula.    El día comienza temprano en la casa de Óscar. A las 6:00 a.m., alimentan a las gallinas y revisan las parcelas. “Lo que más nos gusta es cosechar en familia”, comenta Óscar. Su hijo menor, de 10 años, se emociona cada vez que recoge los huevos del gallinero.   Para Óscar, su parcela es un símbolo de resiliencia y colaboración comunitaria. Hace algunos años, las fuertes lluvias y las plagas habían mermado las cosechas. Él cultivaba maíz, como sus padres le habían enseñado, pero las técnicas tradicionales ya no eran suficientes. Fue entonces cuando la Comisión de Acción Social Menonita llegó a la zona con el proyecto ‘Produce Verde’* y les ofreció capacitaciones técnicas e insumos a los agricultores.   Gracias a las nuevas técnicas de siembra que le enseñaron, Óscar aprendió a optimizar sus cultivos. Ahora sabe que el distanciamiento entre las plantas puede influir en la calidad del maíz, dependiendo de si busca cosechar grano o elote. También recibió apoyo para construir los gallineros en los que tiene 20 gallinas, productoras de 10 a 12 huevos diarios. Este recurso mejora la dieta familiar y genera ingresos adicionales.   Además, CASM ayudó a modernizar el sistema de agua comunitario. Con la instalación de tuberías nuevas y un sistema de riego en desarrollo, Valle Verde está mejor preparada para enfrentar los desafíos climáticos. Óscar también participó en talleres de sostenibilidad y aprendió a fabricar fertilizantes e insecticidas orgánicos para proteger sus cultivos.   Con estas herramientas y el acompañamiento técnico, Óscar diversificó su producción. Hoy no solo trabaja con maíz, sino también con plátano, chile, yuca, papaya y piña.   Las lluvias intensas siguen siendo un desafío, pero gracias a la reubicación estratégica de parcelas y al sistema de drenaje comunitario, los agricultores han logrado mitigar los daños. “Antes, una lluvia menor nos afectaba mucho. Ahora, nuestras preparaciones hacen que las cosechas sean más seguras”, explica.   El sueño de Óscar y su familia es abrir una panadería para combinar dos pasiones: cultivar y preparar comidas. Con un horno casero, él y su esposa ya empezaron a hornear pan y venderlo por encargo. Su visión es expandir el negocio e incluir tamales, ‘montucas’ y tamalitos (preparaciones tradicionales a base de maíz).    “Creemos en Dios y confiamos en que él nos dará lo necesario. También agradecemos por este proyecto que nos ha permitido avanzar”.   *Nuestro socio local, la Comision de Accion Social Menonita (CASM) implementa el proyecto Produce Verde, con el apoyo de CWS y Growing Hope Globally. Historias de cambio Video: Voces de mujeres indígenas 27 de agosto, 2024Leer ahora “Animo a todos los jóvenes a aprender una profesión” 30 de julio, 2024Leer ahora “Las mujeres de esta comunidad parecen haber despertado de un largo sueño” 24 de julio, 2024Leer ahora

Con incidencia y liderazgo, Don Elías logró que su comunidad acceda al agua

Con incidencia y liderazgo, Don Elías logró que su comunidad acceda al agua | Autor: CWS| En el remoto pueblo de Pinabete, zona rural de Honduras, la lucha por el derecho al agua y la acción de una pequeña comunidad dio resultados. El líder Elías Pérez asumió el desafío de trabajar en incidencia política, y no solo logró persuadir al gobierno local para que les diera permiso de utilizar una fuente de agua que hallaron cerca, sino también los recursos para construir la infraestructura necesaria y llevar el vital líquido a todos.    Don Elías vive con su esposa y dos hijas, se dedica a la recolección de café y la siembra de hortalizas y granos. Él es el presidente de la junta de agua en el Pinabete y de la Asociación de las Juntas de Agua en el municipio de Azacualpa. “Todo ha sido como una misión para mí. Vamos a lograr cubrir tres comunidades”, dijo.    En medio de su labor, él conoció al equipo de la Comisión de Acción Social Menonita CASM en la zona y entró a participar en el proyecto que busca mejorar las condiciones de vida de las personas a través de entrega de insumos agrícolas y capacitaciones. Además de los insumos, Don Elías recibió apoyo para la construcción de una letrina para su familia.   A través de CASM, en coordinación con las autoridades locales, y el apoyo financiero de Growing Hope Globally, lograron destinar recursos para comprar tubos, válvulas y cemento. El próximo año (2024) comenzará el proyecto de abastecimiento con el que cerca de 300 habitantes recibirán agua.    Para César Yovani Soriano, del equipo regional de CASM en Santa Bárbara, “el abastecimiento de agua con calidad y segura para las familias es una prioridad. Don Elías es una conexión importante porque él está liderando las juntas de agua locales; él nos ayuda a identificar necesidades de las comunidades y gestionar recursos del gobierno local”.   En el caso de las letrinas, se identifican a las familias que más la están necesitando. Les ayudan con la tasa campesina (un sanitario de cierre hidráulico y una pila de almacenamiento de agua) y las láminas de aluminio para cubrirla. En los casos en los que las familias completaron más de 20 años con una letrina; el apoyo fue para actualizarla o repararla.   A través de esfuerzos colaborativos, Pinabete pasó de ser una comunidad que luchaba por el acceso al agua a una empoderada con los recursos esenciales para una vida mejor.    Don Elías concluyó diciendo que “hay que sembrar, porque de lo que yo siembre en esta tierra, es como todo mundo me va  a recordar. Ese es mi deseo, dejar huellas bien plantadas”.   Agradecemos a la Comisión Menonita de Acción Social (CASM) por su liderazgo en este programa y a la generosidad de Growing Hope Globally por su apoyo. Personas migrantes y refugiadas Encuentro de organizaciones de fe a favor de personas migrantes 20 de febrero, 2024Leer ahora ¿Cómo la migración exige una actuación multisectorial? 21 de septiembre, 2023Leer ahora El trabajo de los defensores de migrantes en “un país de impunidad” 20 de septiembre, 2023Leer ahora

Cuidar del agua para alimentar la región: el desafío en el Bajo Chaco Paraguayo

Cuidar del agua para alimentar la región: el desafío en el Bajo Chaco Paraguayo A pesar de un clima adverso con fuertes sequías y una baja producción agrícola, seis comunidades indígenas en esta región demuestran su compromiso y capacidad de resiliencia. | Autor: CWS | Lavarse las manos, tener la casa limpia, cultivar la tierra para alimentarse y vender productos en mercados locales, son las actividades básicas que Leonardo Martínez y su familia desempeñan a diario para sobrevivir. Parece fácil, pero la realidad de muchas familias indígenas en el Bajo Chaco Paraguayo, se ha vuelto cada vez más difícil por la falta de agua. “El año pasado (2022) hubo poca lluvia; el clima cambia mucho, todo está seco, absolutamente seco”, dijo Leonardo. Él es líder en El Espinillo, una de las comunidades en las que CWS está acompañando el proyecto de Desarrollo Rural Integral, liderado por su socio local, Pastoral Social Diocesana Benjamín Aceval, con el apoyo de Growing Hope Globally.   A inicios del 2022, la ola de calor en Paraguay afectó la producción agrícola, y quemó los cultivos que estaban en etapa de cosecha. En el caso de los participantes del proyecto, lograron cosechar cerca de un 30% de lo previsto.   “No hay cómo cultivar muchas cosas, sólo algunas plantas y naranjas, pero por lo menos, hoy tenemos agua segura, gracias a la ayuda de ustedes”. Él conforma una de las 196 familias de Espinillo y Monte Alto que mejoraron su calidad de vida gracias a la reparación de la infraestructura de obtención de agua potable, excavación de pozos e instalación de techos colectores de agua. En el último año, surgieron otras iniciativas contundentes para abordar estos desafíos: Con el liderazgo de la Pastoral Social y la participación de CWS, se realizó el primer Conversatorio Interinstitucional del Bajo Chaco sobre Cambio Climático, la Mesa Técnica Departamental de Cambio Climático, y la Cumbre Departamental sobre Cambio Climático.   Por otro lado, el proyecto incluye entrega de insumos agrícolas y apícolas, mantenimiento de huertas, entrega de ovejas y cabras, entre otros. En Octubre del 2022, se entregaron 100 cabras y 11 ovejas distribuidas en 10 aldeas. Adicionalmente, se crearon 11 huertas comunitarias y 8 particulares, junto con 61 chacras de producción diversificada.   Leonardo aseguró que la producción está creciendo y “hoy hay más colmenas cargadas de miel”. Este año, se registraron 122 productores, y hasta el 20 de diciembre, se habían registrado 60 litros de miel por cada uno.    También hubo tiempo para aprender. Los participantes recibieron clases de alfabetización y leyes de educación indígena, y con el acompañamiento de SENASA (Servicio Nacional de Saneamiento Ambiental), conocieron sobre formas de potabilizar el agua y las consecuencias del consumo de agua contaminada. Los encuentros llegaron a 360 familias.   En el 2023, los objetivos serán monitorear los frutos de un año productivo que dejó oportunidades para que la comunidad crezca. El Bajo Chaco Paraguayo es una región de América Latina ubicada en Paraguay, tiene amplias zonas de palmares y pantanos, un clima tropical húmedo de difíciles condiciones y contrastes. Hay épocas de intensas lluvias e inundaciones, y otras, de fuertes oleadas de calor, temperaturas altas y sequías severas. Esto representa una amenaza y riesgo para las comunidades indígenas, que dependen de la actividad agrícola para sobrevivir. Relacionadas: Gran Chaco Sudamericano Tres países se comprometen para la Gestión del Agua en el Chaco 10 de septiembre, 2024Leer ahora Video: Voces de mujeres indígenas 27 de agosto, 2024Leer ahora “Las mujeres de esta comunidad parecen haber despertado de un largo sueño” 24 de julio, 2024Leer ahora

Trabajan en equipo para cuidar de los cultivos

Trabajan en equipo para cuidar de los cultivos y la comunidad En República Dominicana, dos comunidades aprendieron sobre formas de producción agrícola más sostenibles y con mejores resultados financieros. | Autora: Mónica Arango | Junto con otro grupo de mujeres, Ángela Ramírez asumió la responsabilidad de llenar cerca de 30.000 sacos de abono para sembrar plantas y hortalizas. No fue una tarea fácil, pero ella y sus compañeras lo hicieron con dedicación, aprovechando este tiempo para aprender, conocerse y compartir experiencias en su comunidad.   Ángela tiene 21 años, vive con su mamá, sus hermanos, y su hija Willenis, de tres años. Ella integra una de las 155 familias del proyecto de seguridad alimentaria “Desarrollo Empresarial Cooperativo”, que implementó nuetro socio local en República Dominicana: Servicio Social de Iglesias Dominicanas, con el apoyo de Growing Hope Globally.   Las actividades están encaminadas a ofrecer medios de vida resilientes y atiende, principalmente, a mujeres, jóvenes y adultos mayores. El objetivo es fortalecer las capacidades y habilidades de los participantes para cultivar y comercializar plantas de café, aguacate, limón y otras variedades.   A Ángela la describen como una joven sonriente y trabajadora. “El trabajo me ayuda a olvidar los problemas porque se comparte mucho. Aquí vivo feliz y me gusta ayudar en todo lo que pueda”, dice la joven, para quien esta experiencia en el vivero fue como una terapia que la ayudaba a lidiar con dificultades que tenía en su día a día.   Ese sentimiento es compartido. Para Damiana Ogando, participante del sector de Babor Arriba, “el vivero es lo mejor que ha llegado a la comunidad. Una cosa muy buena para todos y confiamos que nuestros nietos también lo disfrutarán”.   Para Crusely Valdez, de El Batey, gracias al proyecto, las mujeres aprendieron a transplantar, germinar e injertar plantas. “De aquí salimos empresarias y maestras para enseñar a hacer viveros a otras personas que no lo saben. Yo aquí trabajo por mí, mi  familia y mi comunidad”.   Las y los líderes comunitarios aprendieron técnicas de comercialización y mercadeo, elaboración de un plan de negocios y formas de crédito y ahorro.   Para garantizar el suministro de agua necesario, SSDD también apoyó la instalación de uma bomba de agua a la orilla del río más cercano hasta el vivero, una distancia de 1.500 metros. Además, se construyó un germinador con capacidad para producir 40.000 plántulas de diferentes especies y trasplantarlas después a los viveros. Los viveros son sitios dedicados a la producción de plantas, con la mejor calidad y al menor costo posible. Requieren de una buena estructura, sistemas de riego, suficiente agua y luz, equilibrio de temperatura y humedad, entre otras cosas. Ángela Ramírez. Vivero El Batey. Vivero El Batey. Vivero El Batey. Pura Ogando. Taller sobre métodos de siembra. Capacitación a la comunidad. Plantaciones en el municipio de Dajabón. Relacionadas: Centroamérica Inteligencia Climática en la Sierra del Merendón, Honduras 2 de octubre, 2024Leer ahora Las manos de doña Santos cosechan el futuro de su familia 17 de mayo, 2024Leer ahora Con incidencia y liderazgo, Don Elías logró que su comunidad acceda al agua 15 de diciembre, 2023Leer ahora

Aloe vera para la estabilidad financiera de familias en Haití

Aloe vera para la estabilidad financiera de familias en Haití | Autora: Mariana Gama | ¿Qué viene a tu mente cuando piensas en el aloe vera? Para los participantes de la reciente capacitación que apoyamos en varias comunidades en Haití, esta planta, conocida también como sábila, representa un alivio en tiempos difíciles y la esperanza de un futuro mejor y más estable.   Ellos aprendieron a producir jabón con aloe vera. Wilda Fortilus fue una de las participantes. Ella vive en Pichon, en la comunidad de Belle-Anse, con su marido y sus cuatro hijos.   Antes de las capacitaciones sobre aloe vera, ella no sabía que esta especie tenía múltiples usos. Ahora, Wilda sabe cómo convertir el aloe vera en jabón y cuáles son sus usos medicinales. Debido a la pandemia por el COVID-19, su familia continúa luchando para generar un ingreso estable. Su nuevo negocio les permitió recuperarse. “Esta es la única actividad comercial en nuestro hogar, que nos ayuda en estos momentos. Gracias», nos contó.   Carnette Darius, otra participante del programa, vive cerca de Fond Saint Luc con su hijo y su esposo. Ella compartió: “Esta actividad funciona bien para mí. En promedio, vendo seis galones por semana. Obtengo una buena ganancia con esta actividad”. Carnette usó los ingresos que obtuvo de la venta de jabón para comprar pollos. Ella espera expandir sus ventas y eventualmente, vender su jabón en el mercado local.   En Sou Mòn, Melida Charles conoció otro uso del aloe vera: Mermelada. Después de ir a la capacitación sobre cómo hacer mermelada, ella se unió a un grupo de ahorro en su comunidad y comenzó su propio negocio de venta.   Melida nos contó: “Cuando vendo todo, compro otros ingredientes para seguir haciendo mermelada. Participo en un grupo de ahorro. La capacitación es muy útil e importante para mí”. Mezclada con ingredientes que incluyen jengibre, azúcar, canela y nuez moscada, la deliciosa mermelada de Melida y su participación en un grupo de ahorro le han permitido tener más estabilidad financiera.   Al descubrir nuevas formas de usar el aloe vera, estas tres mujeres también conocieron otras maneras de mejorar sus medios de vida y apoyar sus familias. Su participación en grupos de ahorro también les dio la oportunidad de crecer financieramente con sus vecinos y comenzar sus propios negocios.   Estamos agradecidos por el apoyo de nuestros socios Week of Compassion y Organisation des Planteurs de Fond Saint-Luc pour le Développement Intégré de Baie-de-Henne por hacer posible estas historias.    Relacionadas: Haití “Animo a todos los jóvenes a aprender una profesión” 30 de julio, 2024Leer ahora Una mirada más cercana a la vida en Haití 16 de julio, 2024Leer ahora Jornadas de atención comunitaria que transformaron el espíritu de ayuda de sus participantes 10 de abril, 2024Leer ahora

Agricultores en Haití se adaptan al cambio climático

Agricultores en Haití se adaptan al cambio climático | Autora: Mariana Gama | Si alguna vez has tenido una planta, sabrás que uno de los factores más importantes para garantizar que sobreviva es la salud del suelo. Demasiada agua, y la planta podría volverse amarilla. Poca agua, y la planta podría secarse. A medida que aumentan las temperaturas y los niveles de CO2 debido al cambio climático, los agricultores de todo el mundo conocen este desafío y luchan por crear las condiciones de suelo necesarias para que sus cultivos prosperen.    En Haití, estamos trabajando para resistir estos efectos. Enseñamos a los agricultores locales técnicas de conservación del suelo. Los miembros de la comunidad aprendieron a construir canales de contorno y muros de roca que protegen el suelo, reducen el riesgo de erosión y aumentan la fertilidad y productividad de los cultivos.    Sadira Jeanty, de 76 años, vive en Nabou con su esposa y sus cinco hijas. Él pasó los últimos años luchando contra la inestabilidad financiera. Recientemente, se unió a las capacitaciones para aprender una nueva forma de generar ingresos y cuidar los cultivos. Él compartió que “en esa capacitación, aprendí a construir muros de roca y canales de contorno para disminuir la fuerza del agua que desciende sobre nuestros campos, para que el suelo pueda permanecer en su lugar”.     Al participar en este programa, Sadira también recibió un ingreso que usó para pagar sus deudas y concentrarse en sus cultivos. “El dinero que gané me fue muy útil porque debía dinero, entonces pagué la deuda que tenía”, dijo. Sadira ya construyó varios canales de contorno y se está preparando para comenzar a sembrar cultivos que sabe que estarán bien protegidos.    Sader Saint Juste es otro participante. Él vive cerca de Diondion, en la comuna Jean-Rabel. Desde los 12 años, Sader comenzó a cultivar la tierra de su familia, recolectaba rocas que encontraba y las colocaba en pequeños montones para hacer espacio para sus siembras. Ahora tiene 39 años, y continua con esta tradición y actividad familiar.     “Ahora construyo muros de roca en lugar de hacer pequeños montones en medio de la tierra”, dijo. Sader también usó el dinero que recibió mientras trabajaba en el programa para comprar nuevas semillas y plantarlas.    Mientras nuestro planeta sufre mudanzas extremas por el cambio climático, estamos trabajando para equipar a agricultores como Sader y Sadira con las herramientas que necesitan para resistir estos efectos. Su resiliencia y capacidad de adaptación les han dado la fuerza para seguir creciendo a pesar de los desafíos que trae el entorno.    Estamos agradecidos por el apoyo de nuestros socios Growing Hope Globally, la Iglesia Evangélica Luterana en América y la Association des Groupes Évangéliques d’Haïti pour la Prédication du Monde et le Développement d’une Nouvelle Génération, por hacer posible estas historias.  Relacionadas: Haití “Animo a todos los jóvenes a aprender una profesión” 30 de julio, 2024Leer ahora Una mirada más cercana a la vida en Haití 16 de julio, 2024Leer ahora Jornadas de atención comunitaria que transformaron el espíritu de ayuda de sus participantes 10 de abril, 2024Leer ahora

Semillas de Esperanza para 917 familias en Guatemala

Semillas de Esperanza para 917 familias en Guatemala | Autora: Mónica Arango | Josefa Pérez y su esposo llevan más de una década cultivando la tierra que tienen cerca de su casa; pero sólo hace un año comenzaron a ver una diferencia enorme en su trabajo. Ellos aprendieron a sembrar de manera sustentable, libre de tóxicos y con estrategias de producción para vender más y ganar un sustento para sus familias.   “Ahora cosechamos el tomate dentro del invernadero y da mejores resultados. No es igual que sembrarlo al aire libre. No teníamos idea, pero CIEDEG vino a enseñarnos. También aprendimos a cuidar la tierra y abonarla. Nos sentimos satisfechos porque vimos un cambio”, cuenta Josefa.   Su familia es una de las 917 que participan en el proyecto “Semillas de Esperanza para la seguridad alimentaria Nutricional”, implementado por CWS y su socio local, Conferencia de Iglesias Evangélicas de Guatemala, con el apoyo de Growing Hope Globally.   El objetivo del proyecto es contribuir a mejorar la seguridad alimentaria de las familias, en 17 comunidades de los departamentos del Quiché y Quetzaltenango, en Guatemala. Esto se ve reflejado en el trabajo de Josefa, quien no solo mejoró sus ingresos, sino la calidad de vida de sus seis hijos.   Josefa comienza su día a las 6 de la mañana. Después de hacer el desayuno para sus hijos, limpiar la casa, y dar alimento a sus gallinas, ella se va caminando hasta la tierra donde tiene sus cultivos de brócoli, repollo, apio y escarola.    “Lo más importante de trabajar en el campo es que no hay que comprar comida en el mercado. Mi familia tiene comida. Y si sobra, la vendemos”, asegura Josefa, quien a pesar de no haber contado con la oportunidad de estudiar, continúa alentando a sus hijos para que lo hagan. “Yo les digo que es lo que más les va a servir. Yo quisiera leer algo pero no puedo, no sé cómo”.   El proyecto contempla entrega de semillas y especies vegetales propias de cada región, como cilantro, rábano, remolacha, acelga, espinaca, entre otras. Ya se construyeron 590 huertos familiares y 30 invernaderos. Además, se implementó un mercado comunitario para que los participantes vendan sus productos y compren otras cosas que necesiten para su día a día, como ropa, medicinas y productos de higiene.    Relacionadas: Centroamérica Inteligencia Climática en la Sierra del Merendón, Honduras 2 de octubre, 2024Leer ahora Las manos de doña Santos cosechan el futuro de su familia 17 de mayo, 2024Leer ahora Con incidencia y liderazgo, Don Elías logró que su comunidad acceda al agua 15 de diciembre, 2023Leer ahora

Oportunidades para mejorar la cosecha y los medios de vida en Nicaragua

Oportunidades para mejorar la cosecha y los medios de vida en Nicaragua Cuando el programa Promoción de la seguridad alimentaria comunitaria comenzó en las zonas rurales de Nicaragua, el único cultivo que tenía Maribel Espinoza Bermúdez era maíz y a veces, frijoles. | Autora: Mónica Arango | Las actividades y capacitaciones le brindaron a ella y a 292 familias de la comunidad de San Antonio en el municipio de Diriamba (Nicaragua), plantas frutales y semillas para producir y ampliar sus cultivos con hortalizas, y eventualmente, mejorar la producción de alimentos y tener una dieta más saludable. La diversificación de cultivos es una de las estrategias de este proyecto, para fortalecer la seguridad alimentaria de las familias participantes, como la de Maribel. “Gracias a Dios somos parte del proyecto CIEETS”, dice la mujer. Ella vive con su esposo Inés Mendieta (54 años) y sus hijos Anabel (39), Orlanfo (23), Josueska (17) y Silvia (12). “Gracias al Pastor de la Iglesia Nazarena, el proyecto CIEETS llegó a mi comunidad y a mi familiar. Alabo y bendigo su nombre”, dice. Maribel y su familia ya no dependen únicamente de la producción de alimentos en época de lluvias, pues el proyecto los ayudó con un tanque de plástico para almacenar agua de lluvia. “Aprendimos a producir con riego. Todo lo que cosechamos es bienvenido, es la base de nuestro sustento”, comenta. También agradece que el proyecto la ayudó a reemplazar una letrina que había alcanzado su tiempo útil. Garantizar el acceso a agua potable, riego, saneamiento e higiene, son otras de las estrategias para fortalecer la seguridad alimentaria en la zona. Esto es especialmente importante en una zona como el Carazo, que tiene bajos niveles de cobertura en los servicios básicos. El trabajo de los promotores agrícolas de la zona se ha fortalecido para promover técnicas como la diversificación de cultivos, la conservación de suelos, el uso sustentable de los recursos hídricos, la captación de agua de lluvia, la preparación de plaguicidas orgánicos y la comercialización de cultivos excedentes, entre otros. Maribel agregó que su esposo ha buscado trabajos adicionales en construcción, pero las oportunidades son escasas y los ingresos son bajos, sobre todo después del impacto de Covid-19 y los huracanes Eta e Iota en la salud pública y la economía de la comunidad. Por lo tanto, el apoyo brindado a través del proyecto ha sido crucial para su familia. “Que el Señor aumente las bendiciones al proyecto CIEETS, y sobre cada uno de los hermanos y sus familias que dedican recursos a nuestro sostenimiento, también les decimos que las cosas buenas vienen de arriba y las manos que dan, nunca vuelven vacías”, concluye Maribel.   El proyecto de seguridad alimentaria se ha completado con el apoyo de CIEETS, CWS y GHG (Growing Hope Globally), durante la respuesta de emergencia por los huracanes Eta e Iota, apoyando a 60 familias con transferencias monetarias para alimentos en Carazo, Nicaragua. Durante la fase de rehabilitación, se volvieron a realizar transferencias monetarias para alimentos, se distribuyeron kits de semillas para recuperar medios de vida, se restauraron los sistemas de agua y saneamiento y se entregaron kits de higiene, incluyendo máscaras para prevenir el Covid-19. Se apoyaron a 221 familias. Relacionadas: Centroamérica Inteligencia Climática en la Sierra del Merendón, Honduras 2 de octubre, 2024Leer ahora Las manos de doña Santos cosechan el futuro de su familia 17 de mayo, 2024Leer ahora Con incidencia y liderazgo, Don Elías logró que su comunidad acceda al agua 15 de diciembre, 2023Leer ahora

De estufas a jardines, agua y ganado, la familia de Esmeralda está prosperando

De estufas a jardines, agua y ganado, la familia de Esmeralda está prosperando Esmeralda Robles es una de las participantes del proyecto desarrollado por CASM (Comisión de Acción Social Menonita), con el apoyo de CWS y GHG (Growing Hope Globally). | Autor: Mónica Arango | Preparar el caldo de gallina con albahaca, orégano y guineos verdes o el pescado frito que tanto le gustan a su hijo y esposo ahora es más fácil y menos dañino para su salud. En la cocina de Esmeralda Robles (27 años) hoy se usa menos leña, se cocina más rápido y se ahorra tiempo de preparación. Antes, su casa quedaba cubierta de hollín, una sustancia negra, muy fina y grasienta que forma el humo y queda adherida a las superficies. “Ahora, con una carguita de leña, uno cocina, no necesita mucha, a diferencia del fogón que teníamos antes, y es de mucha ayuda que no haya humo, por los pulmones, antes tenía una tos permanente”, dice Esmeralda. Esta es una de las ventajas que trae el ecofogón que ella y 58 familias más adecuaron en sus casas para preparar comidas sin aumentar la polución ambiental. La contribución más importante de las estufas ecológicas, sin embargo, es la reducción significativa en el uso de leña. Se trata de una de las actividades de prácticas ecológicas y adaptación al cambio climático del programa Gobernanza y productividad ecológica para la seguridad alimentaria y nutricional, desarrollado por CASM (Comisión de Acción Social Menonita), con el apoyo de CWS. El proyecto se implementó en las municipalidades de Macuelizo, Nueva Frontera y Azacualpa, en el departamento de Santa Bárbara, Honduras, y en total, participan 500 familias de áreas rurales con recursos económicos limitados. Esmeralda vive en la comunidad de Vainillas, en el municipio de Macuelizo. El clima es cálido y a veces, hace frío en la mañana. En este lugar hay unas 50 viviendas ubicadas cerca a un bosque de pino y árboles grandes de tamarindo y mango. Después de transitar varias carreteras y caminos, se alcanza a divisar la casa verde donde vive Esmeralda con su esposo Rigoberto López y su hijo Diego López Robles. La mujer comenta que su comunidad es “un lugar bonito con gente amable, de buena convivencia, todos nos conocemos porque estamos desde siempre. Yo nací y crecí aquí”. En Macuelizo ya todos recibieron las dos dosis de la vacuna de Covid-19 y mantienen el uso de mascarilla, así como el lavado constante de las manos. A través de la actividad “cadena de pase”, Esmeralda recibió varios animales de crianza. Esta iniciativa consiste en que una familia recibe un cerdo, oveja o vaca preñada, la alimenta y cuida, y cuando nace la próxima cría, se pasa a otra familia, que a su vez hará lo mismo. Hoy, Esmeralda tiene una cerda preñada, dos ovejas, un ovejo y 30 gallinas. Otras iniciativas de CASM en la comunidad donde vive Esmeralda incluyen la instalación de tuberías para el paso de agua potable (antes, las familias tenían un acceso limitado al recurso hídrico) y el cultivo de peces tilapias, cría de vacas, ovejas y gallinas. Esmeralda ha participado en capacitaciones de siembra de cultivos y producción de abono, recibió semillas y hoy en día produce la mayoría de alimentos que su familia consume, como por ejemplo, plátano maduro, ayote, chiles y yuca, que los tiene en su parcela; además, los vende o intercambia con sus vecinos. Ella y su familia también aprendieron sobre alimentación y nutrición, higiene, manejo de basuras y protección del medio ambiente. En las ocasiones especiales, como Navidad o Año Nuevo, el plato que preparan en casa son tamales con carne (es una comida tradicional que tiene una base de maíz y un relleno de verduras, papa y carne, se sirve envuelto en hojas de plátano). “Aquí siempre lo pasamos en familia, vamos a la iglesia, somos católicos, vamos un rato y estamos juntos para compartir una cena”. El próximo proyecto en casa de Esmeralda es conseguir un biodigestor para aprovechar más los residuos de materia orgánica en descomposición (como los excrementos de animales) y producir gas metano. “Un sueño que tenemos como familia es tener una microempresa o una venta y producción de carne. Lo primero que vamos a hacer es comprar el congelador”, dice Esmeralda y añade que con el dinero que consigan planean ampliar la casa, que hoy tiene dos habitaciones. Relacionadas: Centroamérica Inteligencia Climática en la Sierra del Merendón, Honduras 2 de octubre, 2024Leer ahora Las manos de doña Santos cosechan el futuro de su familia 17 de mayo, 2024Leer ahora Con incidencia y liderazgo, Don Elías logró que su comunidad acceda al agua 15 de diciembre, 2023Leer ahora

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