Agricultores en Haití se adaptan al cambio climático
Si alguna vez has tenido una planta, sabrás que uno de los factores más importantes para garantizar que sobreviva es la salud del suelo. Demasiada agua, y la planta podría volverse amarilla. Poca agua, y la planta podría secarse. A medida que aumentan las temperaturas y los niveles de CO2 debido al cambio climático, los agricultores de todo el mundo conocen este desafío y luchan por crear las condiciones de suelo necesarias para que sus cultivos prosperen.
En Haití, estamos trabajando para resistir estos efectos. Enseñamos a los agricultores locales técnicas de conservación del suelo. Los miembros de la comunidad aprendieron a construir canales de contorno y muros de roca que protegen el suelo, reducen el riesgo de erosión y aumentan la fertilidad y productividad de los cultivos.
Sadira Jeanty, de 76 años, vive en Nabou con su esposa y sus cinco hijas. Él pasó los últimos años luchando contra la inestabilidad financiera. Recientemente, se unió a las capacitaciones para aprender una nueva forma de generar ingresos y cuidar los cultivos. Él compartió que “en esa capacitación, aprendí a construir muros de roca y canales de contorno para disminuir la fuerza del agua que desciende sobre nuestros campos, para que el suelo pueda permanecer en su lugar”.
Al participar en este programa, Sadira también recibió un ingreso que usó para pagar sus deudas y concentrarse en sus cultivos. “El dinero que gané me fue muy útil porque debía dinero, entonces pagué la deuda que tenía”, dijo. Sadira ya construyó varios canales de contorno y se está preparando para comenzar a sembrar cultivos que sabe que estarán bien protegidos.
Sader Saint Juste es otro participante. Él vive cerca de Diondion, en la comuna Jean-Rabel. Desde los 12 años, Sader comenzó a cultivar la tierra de su familia, recolectaba rocas que encontraba y las colocaba en pequeños montones para hacer espacio para sus siembras. Ahora tiene 39 años, y continua con esta tradición y actividad familiar.
“Ahora construyo muros de roca en lugar de hacer pequeños montones en medio de la tierra”, dijo. Sader también usó el dinero que recibió mientras trabajaba en el programa para comprar nuevas semillas y plantarlas.
Mientras nuestro planeta sufre mudanzas extremas por el cambio climático, estamos trabajando para equipar a agricultores como Sader y Sadira con las herramientas que necesitan para resistir estos efectos. Su resiliencia y capacidad de adaptación les han dado la fuerza para seguir creciendo a pesar de los desafíos que trae el entorno.
Estamos agradecidos por el apoyo de nuestros socios Growing Hope Globally, la Iglesia Evangélica Luterana en América y la Association des Groupes Évangéliques d’Haïti pour la Prédication du Monde et le Développement d’une Nouvelle Génération, por hacer posible estas historias.
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