Catarina y Juana: Dos mujeres comprometidas con su familia y su comunidad
Catarina, es una valiente madre soltera que lucha para sacar adelante a sus hijas Luci e Imelda, completó sus estudios primarios y trabaja como promotora del proyecto desde hace más de dos años. Juana, es una joven soltera que apoya a sus padres y hermanos, es maestra de educación infantil que, ante la falta de empleo, lanzó como emprendedora una pequeña cafetería que debió cerrar debido al impacto de la pandemia, y es promotora en el proyecto hace poco más de un año.
El proyecto, implementado por nuestro socio local CIEDEG (Conferencia de Iglesias Evangélicas en Guatemala), ofrece acceso a recursos agropecuarios como semillas, insumos para preparar abonos, ganado ovino y porcino, y orientación técnica para la producción y aprovechamiento de alimentos, y el mejoramiento de la nutrición. También se impulsa la generación de ingresos mediante la venta de algunos de los productos agrícolas. Asimismo, se promueven los derechos de la mujer y el empoderamiento de las mujeres. Ellas representan más del 90% de participantes directas en el programa.
Debido a la pandemia y las limitaciones de movilización y encuentros presenciales, Catarina y Juana se han convertido en los ojos, oídos y manos de CIEDEG en el día a día del proyecto en las comunidades locales. Ellas compran y distribuyen semillas y otros insumos agrícolas, facilitan capacitaciones sobre derechos de las mujeres, hacen monitoreo y seguimiento visitando a las familias y sus huertos, y reportan a CIEDEG sobre dificultades o avances. Recientemente, también aplicaron entrevista para un diagnóstico participativo sobre disponibilidad, acceso, uso y consumo de alimentos, y talla-peso en niñas y niños menores de cinco años.
Al preguntarles qué han aprendido a través del proyecto, Catarina y Juana nos contaron que “la convivencia con otras mujeres y con las comunidades nos han dado aprendizajes nuevos”. Señalan que han aprendido sobre agricultura, seguridad alimentaria y derechos de las mujeres. Ellas destacan su compromiso con su comunidad y el agradecimiento que sienten por poder trabajar en el proyecto. No es casual que la primera palabra que me enseñaron en su idioma, el Maya Mam, fue “gracias”: Chjonte.
Por otro lado, comentaron que es importante valorarse como mujer, conocer y defender sus derechos. “En San Martín y San Juan, y hasta en mi familia, las mujeres no se daban su lugar y no participaban en la comunidad, o sus esposos les vedaban la participación, se discriminaba a la mujer”, dijo Juana. Esto implicaba que solo los hombres tenían el derecho de trabajar e ir y participar en actividades de la comunidad, y a las mujeres les estaba vedado. Por su parte, Catarina afirmó que “por eso es importante aprovechar las oportunidades y participar”. Y aunque ahora ven más participación de las mujeres, incluyendo la posibilidad para muchas de continuar estudios, los cambios aún son insuficientes. “Tenemos que animar a otras mujeres a que conozcan sus derechos y se valoren, es importante por eso informar y capacitar”, dijo Juana.
Y en el contexto del Día Internacional de la Mujer, ella agregó: “Me gustaría decirles a todas las niñas, señoritas, mujeres, que conozcamos nuestros derechos, nos valoremos y participemos en todos los espacios para aprender y poner en práctica la igualdad; es necesario participar para combatir la discriminación y que valoremos a las niñas y mujeres”.
“Es importante celebrar el Día Internacional de la Mujer porque habla sobre la igualdad de todos. Todas las mujeres tenemos derecho de trabajar, abuelas, madres, hijas, todas tenemos derechos. Saludo a todas las mujeres en este mismo día”, concluyó Catarina.
Conoce algunos de los testimonios de las mujeres que participaron en este proyecto de seguridad alimentaria y nutrición: Josefa y Rosa comparten sobre las iniciativas de sus aldeas en Guatemala.
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