“Cuando se emigra, se sabe que hay muchos riesgos en el camino” Hace tres años, Alexis Márquez migró a los Estados Unidos. En el trayecto sufrió un accidente y perdió ambos pies. Estuvo detenido, fue deportado a su país (Honduras) y en un nuevo intento de mejorar su vida, encontró el que hoy considera su hogar: el Albergue Abba, en Celaya, México. | Autora: Mónica Arango | A sus 28 años, Alexis Márquez* ya se acostumbró a vivir con nostalgia y sintiendo la falta de sus seres queridos: “Cuando se vive lejos, se extrañan siempre a la familia, las costumbres, la tierra, porque el país lo traemos en la sangre, no lo podemos negar”. Sin embargo, agrega que no extraña la vida que tenía en Honduras, desempleado y sin oportunidades. “Cuando se emigra, se sabe que hay muchos riesgos en el camino”, comenta. “Se viene con miedo y con valor, para seguir adelante, para progresar un poco. Uno se va de la mano de Dios, pidiendo que pueda llegar a cualquier destino”. Y así lo hizo: En el 2019, Alexis se fue indocumentado para Estados Unidos. En el trayecto, sufrió un accidente y perdió ambos pies; luego, fue detenido. “Fue difícil estar preso, con una discapacidad y en medio de una pandemia. Estuve mal psicológicamente, con alto riesgo de enfermarme, en silla de ruedas”. El encierro era frustrante: “a uno se le viene el mundo abajo, se le cierra todo”. El 6 de enero del 2021 fue deportado a Honduras. De regreso en su país, el joven se vio obligado a continuar “otra prisión” en casa. Debido a las constantes amenazas que recibía en su pueblo, no podía salir ni a la esquina. Alexis vivía en una zona montañosa, sin opciones de movilidad para una persona usuaria de silla de ruedas. Entonces, incluso con miedo y dudas, decidió irse nuevamente; esta vez, a México, donde ya había vivido años atrás, por temporadas, en Guanajuato, San Luis, Aguascalientes y Zacatecas. Alexis llegó al Albergue Abba, socio de CWS, y que cada año atiende de 8 a 10 mil migrantes (especialmente de Centro América); ofrece alojamiento, alimentación y nutrición, servicios de salud y medicamentos, apoyo psicosocial y espiritual, asesoría legal y en derechos humanos, y trabaja en incidencia en políticas públicas y educación. Abba es uno de los 22 refugios en la red nacional de migración para migrantes transitando en México. Más de su trabajo aquí. “Nos ayudan a terminar los estudios de primaria y secundaria, hay cursos de pintura, y música. Yo estoy en clases de guitarra”, dice Alexis, y agrega que a veces, también le gusta pintar. Además de recibir ayuda psicológica y asesoría legal para conseguir la autorización de residencia, el mayor regalo que Abba le hizo a este joven fueron las prótesis. Alexis realizó su sueño de volver a caminar. Ahora, él trabaja como voluntario en el albergue; piensa que es la mejor forma de agradecer por todo lo que han hecho por él. “Yo soy el encargado de recibir a las personas que llegan buscando apoyo, les doy la bienvenida, y por seguridad, reviso que no traigan navajas, armas, o que estén bajo los efectos del alcohol”. Él cuenta que ya tiene las dos dosis de la vacuna contra el COVID 19, y se está preparando para presentar las pruebas del último año de secundaria; es lo único que le falta para obtener el diploma de estudio. También está esperando la respuesta de su solicitud de visa humanitaria. Lo siguiente en la lista será aplicar para una visa de trabajo. El Instituto Nacional de Migración (INM) de México, otorga estatus migratorios a los migrantes por distintos factores: La regularización migratoria por razones humanitarias a migrantes sin visa, cuya vida o integridad están en riesgo, o han sido víctimas de desastres y/o violencia, o están en estado grave de salud. La visa humanitaria (concedida a personas con las mismas características que en el caso anterior), es válida por un año y ofrece la opción de realizar actividades remuneradas. El permiso de estadía a solicitantes de asilo o estatuto de refugiado, mientras dure el trámite respectivo. Abba ha hecho uso de todas estas opciones con migrantes apoyados por su programa legal. Hoy, Alexis lleva una vida sencilla, disfruta ayudando a sus compañeros y de sus clases de música y manualidades en el Albergue. De vez en cuando sale a comer sus platos favoritos, como fríjoles con arroz y tajaditas de plátano, o pollo rostizado y tacos con crema. Él planea conseguir una casa propia y formar una familia. “Hay que seguir echándole ganas siempre, sin importar el obstáculo que uno tenga en el camino, porque yo traigo una discapacidad física, pero como dice el dicho: “la discapacidad no es una incapacidad”. *Su nombre ha sido cambiado para proteger su identidad. Relacionadas: Centroamérica Josefa y Rosa comparten sobre las iniciativas de sus aldeas en Guatemala 3 de marzo, 2022Leer ahora
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“La migración está en las venas del ser humano y esta dinámica siempre va a existir”
“La migración está en las venas del ser humano y esta dinámica siempre va a existir” Entrevista con Ignacio Martínez, director del Albergue Abba A.C., en México, donde cada año, se atienden de 8 a 10 mil migrantes en tránsito y solicitantes de asilo y refugio. | Autores: Erwin Garzona y Mónica Arango | Ignacio Martínez tiene formación teológica como pastor evangélico y en el 2021 se graduó como abogado, motivado por fortalecer su trabajo en defensa de los derechos de los migrantes. Desde 1995, fundó y dirige el Albergue Abba en Celaya (Guanajuato, México). Abba acoge a migrantes con discapacidad que han perdido algún miembro del cuerpo como resultado de accidentes en la vía férrea durante el tránsito migratorio. En el albergue les brindan rehabilitación física y psicológica. Allí también se atiende a niñez migrante que viaja acompañada de sus familias, así como a menores que hacen el tránsito migratorio solos. De igual forma, se acogen a migrantes del colectivo LGBTIQ+. ¿Por qué trabajar con migrantes?Por dos razones: por mi formación cristiana y la experiencia que vivimos como familia. Primero, me doy cuenta de que a Dios le interesan tres tipos de población: las viudas, los huérfanos y el extranjero, o sea, los migrantes. Celaya es un paso obligado de migrantes, es la “puerta de oro del Bajío”, un corredor industrial y el centro del país (México). Pero Guanajuato también es el tercer estado expulsor de migrantes, después de Michoacán y Zacatecas, que mandan y viven de las remesas. La otra razón (la familia) es que tengo tres hermanos: uno, vive irregular en Estados Unidos, y dos más, se fueron para allá. Uno de ellos vino a visitarnos y al regresar, lo secuestraron. La persona que lo iba a contratar en Estados Unidos pagó el rescate. Vivimos un tiempo duro y difícil en la familia. Creo que encarnamos la experiencia migrante y el mensaje del evangelio sobre esta población tan golpeada y necesitada en estos tiempos. ¿Cuándo decides empezar con Abba, cómo lo imaginaste?Comenzamos con mi esposa e hijos, solamente dando comida a los migrantes en el tren. Y esto fue creciendo hasta ser asociación civil. Rentamos una casa y ya teníamos condición para recibir a los migrantes. Luego, adquirimos el inmueble y ahora la A.C. está en condición de adquirir otro inmueble, porque, por ejemplo, los migrantes haitianos están llegando en más número y el flujo migratorio en general aumenta. Con la nueva reforma migratoria, que ya no pueden detener menores, ahora ves familias completas migrando. ¿Cómo surge el trabajo en asesoría legal y psicológica, y la atención a migrantes con discapacidad?Mi filosofía de vida es “vamos a donde el viento nos lleve” y en este caso, es el viento del Espíritu Santo. Vamos viendo cómo la migración es dinámica y nos va haciendo sensibles a las necesidades de las personas migrantes. El modelo de atención requiere un abogado, y así es como estudio Derecho. Recién terminé en septiembre de 2021. Nos llega un primer caso por amputación, y luego de esto se dio una relación con el INGUDIS (Instituto Guanajuatense para las Personas con Discapacidad); luego el CICR (Comité Internacional de Cruz Roja), y empezamos una atención piloto para atender a un sector que nadie atiende: migrantes con discapacidad. ¿Por qué se hace incidencia?La idea de la incidencia política surge porque vemos una estructura política de gobierno demasiado injusta, no hay equidad. Desde mi visión teológica, Dios busca la igualdad y la equidad. Vemos en México, la negación de oportunidad a los pobres, y a los migrantes. Este sistema de gobierno y estructura económica no da cabida a los pobres. Y los expulsa. Tenemos que incidir para demostrarle con números y testimonios, con bases fundamentales y sólidas, lo que no está haciendo y lo que está haciendo mal. ¿Cuál es el vínculo del Albergue Abba con otras iniciativas?A través de REDODEM (Red de Documentación de Organizaciones Defensoras de los Migrantes), tenemos 23 albergues desde Tapachula hasta Monterrey. Necesitamos apoyo, necesitamos red, esas otras manos y ojos, para atender a esta población vulnerable. Debemos pedir que migren de una manera digna. Con las caravanas vemos que, aunque se juntan para migrar, estos los hace vulnerables. Y debemos protegerles. ¿Cómo se atienden las necesidades espirituales de los migrantes?El mandato de amor al prójimo nos lleva a la inclusión de todos. Siendo creyentes o no, estando de acuerdo o no conmigo, Abba cumple su mandato de servicio. Es un ser humano con dignidad. Pareciera que México quisiera pulverizar la dignidad de los migrantes. Desde algunas iglesias nos han criticado por atender personas del colectivo LGBTIQ+. Pero no nos importan estas críticas porque nos interesa dignificarlos. Nuestro llamado a encarnar el mensaje del evangelio es este. ¿Cuál es el futuro del Albergue Abba?Nos estamos expandiendo. En alianza con ACNUR podríamos adquirir otro inmueble de 100.000 mts2. Estamos construyendo un albergue accesible a los migrantes con discapacidad. A cinco años, veo un albergue de primer nivel, tratando todas las necesidades básicas, dando atención a migrantes con discapacidad, facilitando acceso a empleo seguro a los que han logrado asilo y refugio. “Empecé siendo un pastor que daba comida en las vías, y ahora soy un abogado defensor de derechos humanos de los migrantes”. “La migración está en las venas del ser humano, de los pueblos americanos, y esta dinámica siempre va a existir. Pero que sea de forma digna”. Ignacio Martínez Relacionadas: Centroamérica El sueño que Leidy y Jorge reconstruyeron 6 de junio, 2022Leer ahora Catarina y Juana: Dos mujeres comprometidas con su familia y su comunidad 10 de marzo, 2022Leer ahora Josefa y Rosa comparten sobre las iniciativas de sus aldeas en Guatemala 3 de marzo, 2022Leer ahora